Época: Guerras celtibéricas
Inicio: Año 153 A. C.
Fin: Año 133 D.C.




Comentario

En septiembre del año 134 a.C., Escipión llegaba a las cercanías de Numancia. Sabía que tomar la ciudad por la fuerza era una tarea casi imposible, a tenor de la suerte que otros habían corrido antes de su llegada.


Escipión se estableció en Renieblas, donde Nobilior había levantado un campamento durante su campaña contra los numantinos. Fue aquí donde Escipión elaboró su estrategia para aislar a Numancia y acabar así con la ciudad.



La primera noche se dio la orden de levantar dos campamentos en torno a la ciudad: uno al norte, Castillejos; y otro al sur, Peña Redonda. En el primero, fue el propio Escipión quien se puso al mando, mientras que en el segundo dio la jefatura a su hermano Máximo. Ambos campamentos fueron el punto de partida al cerco que posteriormente iba a establecerse en torno a Numancia.



La primera medida fue establecer un vallado provisional alrededor de la ciudad, empleando para ello los troncos que los soldados romanos habían transportado hasta los campamentos, así como los de los árboles que allí iban a talar. Para levantar el cerco, los legionarios se distribuyeron las tareas de tala y construcción, así como vigilancia, ya que los ataques de los numantinos durante la construcción del cerco fueron constantes. Igualmente, el temor a ataques de poblaciones vecinas y aliadas de Numancia, hizo que se vigilara también la retaguardia. En total, la circunvalación de Numancia era de aproximadamente 10 kilómetros de longitud.



Mientras se construían el cerco, las tropas romanas reclutaron soldados en los pueblos cercanos que fueran aliados, aumentando en gran número el total de efectivos del ejército romano.



Una vez que el vallado había sido levantado, se establecieron torres de vigilancia cada 50 metros, y se establecieron guardias a través de cuadrantes entre los soldados. Las torres tenían señales, como antorchas o banderas, para avisar en caso de ataque, de tal modo que si se producía uno, rápidamente el ejército entero se ponía en alerta. Además, grupos a caballo y a pie recorrían todo el trazado del muro comprobando brechas y vigilando ante posibles ataques.



El único punto de salida del cerco era por el cauce del río. Para evitarlo, se construyó junto a él dos fuertes, uno a cada lado, con guarniciones que evitaran el paso de los numantinos. Además, de los dos primeros campamentos y los fuertes, el cerco se completaba con otros cinco campamentos: La Rasa, Dehesilla, El Alto real, Traveseras, y Valdevorrón. En ellos se alojaban la legión y las tropas auxiliares.



Debido a las medidas de Escipión, los ataques celtiberos fueron siendo cada vez menos, así como la llegada de las ayudas a Numancia, provocando con ello la caída de la ciudad.